En todas las películas, Disney nos muestra a unas princesas preciosas, con vestidos llamativos, brillantes, con colores claros nunca oscuros, siempre preciosos.
¡Unos vestidos que cualquier niña quisiera vestir!
Pero, ¿qué ocurre cuando se les cambia esos vestidos por los que llevan puestos las brujas que las atormentan o los malos que les hacen daño?
Estamos acostumbrados a ver en las películas de Disney a las princesas con esos vestidos con los que siempre hemos soñado, pero cuando les cambiamos sus habituales vestidos por los de las brujas, parece que ya no son las princesas, ya no son hermosas, ni tiernas, aunque sigan teniendo la misma cara o esos cuerpos perfectos, ya no son Ariel, ni Bella, ni Cenicienta... ahora son otras, son malas.
Con esto, nos damos cuenta de que la vestimenta es una característica esencial que define a las princesas.
En definitiva, si cambias su vestimenta, cambias su identidad.