En 1939, Joan Miró inició Constelaciones, una serie de 23 pinturas
sobre papel de pequeñas dimensiones, en el pueblecito normando de Varengeville,
donde se había instalado huyendo de la guerra, y la finalizó en 1941. Son obras
de impecable diseño y fantástico ritmo dinámico, donde se trata de liberar a la
pintura de la realidad objetiva por medio de la abstracción. Crea una
cosmología personal constituida por astros, mujeres y pájaros que configuran el lenguaje mironiano. Una
de estas pinturas es “Signos y constelaciones enamoradas de una mujer”, que
podemos ver a continuación:
Se trata de un goache (una aguada o acuarela opaca) sobre papel, es la técnica habitual de esta serie de pinturas, Constelaciones. El fondo está pintado con tonos suaves, y la obra está llena de intersecciones lineales de color negro, con pequeños detalles pintados con los colores primarios: rojo, azul y amarillo. La obra parece un mapa astral, un universo cósmico.
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